jueves, 25 de junio de 2020

Deliciosos días

El sol me da en la cara, 
y me apabulla su templanza,
mil pajaritos trinan en mi patio 
y me acompañan. 
Mi hija ríe a lo lejos. 
Me encandila  la flor de la
Santa Rita que cuelga alborotada. 
Mi alma está calma.
Hay días deliciosos lo sé.

viernes, 15 de mayo de 2020

You'll never change what's been and gone

¿Cuantas veces pensaste en cambiar algo de tu pasado? En el imaginario colectivo siempre existió la idea de tener el control del tiempo para modificar aquello que nos lastimó. Ese deseo insensato de regresar el tiempo para modificar algo doloroso que nos ha sucedido para conseguir otro momento más a grato. Así es como lo hace el protagonista en la película “El efecto mariposa” que es un concepto basado en la “teoría del caos” refiere a que un mínimo cambio en las condiciones iniciales dadas puede provocar que el sistema se transforme en formas completamente diferentes. De esto parten dos cosas: lo primero que debemos entender es que no podemos controlar el dolor y la tristeza, no es algo que necesariamente debe pasar para poder crecer, pero si hay una cosa segura en la vida es que sufriremos en algún momento como parte del contrato que tenemos con la naturaleza, con el vivir. Con esto quiero decir que debemos recoger el guante del dolor que nos pone a prueba, aprender de ello, energetizarnos y confiar en que esto nos llevara hasta la persona que hoy somos, el camino de transformarnos al andar. No debemos desear cambiar un mínimo el pasado porque como sucede en la película, nunca sabremos si por la teoría del caos podemos causar un impacto peor del buscado. Lo segundo, es que nos encontraremos muchas veces realizando acciones que no son plenamente conscientes pero que generaran un impacto en el otro, como nos dice el proverbio chino de la película “el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo”. Seamos conscientes de que nuestras acciones pueden todo el tiempo provocar una condición caótica, creando emociones que pueden marcar para toda la vida, buenas decisiones o malas decisiones que nos modifican de pleno el camino a transcurrir. Aprender a crecer en el dolor he aquí la cuestión más difícil, pero tomar consciencia plena de nuestras decisiones y acciones más difícil aún, esa lucha diaria de equilibrar nuestros infiernos. SPOILER ALERT: Mi momento favorito de la película es cuando él protagonista decide de todos los caminos posibles elegir el más afortunado para todos, menos para él que es capaz de sacrificar el amor infinito que siente por ella . Todo esto enmarcado con una banda de sonido como OASIS con un temón “Stop Crying Your Heart Out” que nos dice “Aguanta, espera, no tengas miedo, tú nunca cambiaras lo que ha sido y lo que será”. Una pieza magistral que simplifica el control de nuestras decisiones.


sábado, 11 de abril de 2020

Yo no quiero 14 de febreros

"Una noche cualquiera ella siente que la miran, busca esa mirada entre la multitud y lo encuentra, se le dibuja automáticamente una sonrisa, no se conocen, pero se tratan de llamar la atención. Y de la forma más suspicaz posible el recorre su hermoso cuerpo con los ojos, buscando con éxito sincronizar  las miradas, él descubre la sonrisa perfecta. Ella gira para hablar con una amiga,  y él se pierde enajenado con su infinita espalda que además lo dirige a su antojo. Esta noche puede ser una gran noche".

El tema del amor es uno de los tópicos más trillados del planeta. Cuando hablamos de amor este tiene un alcance amplio, podemos amar a nuestros padres, a nuestros hijos y a nuestros amigos, pero al que me voy a referir es al amor sentimental, que es el tipo de amor que nos complica la existencia. El tipo de enamoramiento relacionado con la idea de pasión y es que la pasión nos lleva a ese estado de enajenación, donde el enamorado sale de si mismo y se pierde en el otro.  
Freud decía que el enamoramiento es un estado psicótico de la  personalidad, y cuanta razón tiene, ¿pues acaso no hay persona más irreflexiva que un enamorado? 
Y aquí es donde voy a darle una mirada desde la cuestión empírica, y es que desde el punto de vista bioquímico, la sensación de estar enamorados es pura  química cerebral, ya que se libera una gran cantidad de dopamina que es una sustancia relacionada directamente con el placer, el deseo, la atracción y por ende la felicidad. Entonces las primeras etapas del enamoramiento se experimentan cuando se activan una serie de procesos químicos cerebrales. 
Cuantas veces nos hemos preguntado "Pero como puede ser que siga haciendo la misma estupidez una y otra vez", y he aquí la respuesta: esta misma sustancia que nos da una emoción afortunada llamada enamoramiento tiene su contraparte y es que automáticamente nos vuelve también, ilógicos, incoherentes, absurdos e irracionales. Y nos vuelve tan irreflexivos que provoco un sinfín   de tragedias a lo largo de la historia, en todas las épocas y culturas. O las ficticias, como olvidarnos de la tan conocida guerra de Troya, cuando París se enamora de la bella Helena, esposa del rey espartano Menelao, y al secuestrarla provoco una guerra que se prolongo durante 10 años, dejando Troya totalmente destruida y cuantiosos  muertos. 
Estúpidamente nos apegamos a esta emoción de euforia y placer instantáneo, que nos vuelve siempre más torpes. Pero como todo aquello que es hermoso también tenemos su lado desafortunado. Dicen los especialistas que el enamoramiento dura aproximadamente entre 6 meses y un año promedio, pues la dopamina disminuye a medida que pasa el tiempo, así es que va decayendo este estado químico cerebral que se termina por fisiología neuronal. 
Y pareciera que por biología y química estamos destinados a sumirnos a este cóctel placentero y peligroso que es enamorarse, y estaremos tentados a volvernos irreflexivos varias veces en la vida, pero sabiendo que nada, pero nada es para siempre. 

El NO AMOR Parte 1 

martes, 24 de marzo de 2020

El limón más agrio

La vida me encuentra en este marzo de 2020 de nuevo con mi vida dada vueltas. Estoy en medio de una pandemia que acecha peligrosa y nos tiene a todos en aislamiento social, casi como reflejando como me siento adentro ahí donde hoy reina el caos. Y en congruencia con el clima mundial se puede plasmar mi estado de ánimo, afuera es el silencio y la incertidumbre y adentro mío también .Es como que sintieras que el planeta te abraza un rato, te palmea la espalda y te dice me siento igual que vos.  Nada que no me haya pasado antes, la diferencia está en una cabezita apoyada a mi pecho que me abraza compulsiva y cariñosamente, tiene 4 años y unos cabellos que le caen rebosantes sobre la espalda, unos ojos que me piden que la ame constantemente y si claro, aquí estoy amándola. 
En medio de la cotidianidad casi abrumadora de encierro, viendo la serie This is us, me aferre a una frase  «Hay que tomar el limón más amargo que la vida pueda ofrecernos y convertirlo en algo parecido a la limonada».
Y como un juego de azar casi tormentoso me tocó de nuevo el limón más amargo, me encuentro sola en mi casa con mi hija, en un marzo de otoño peculiar, con mi familia desarmada y mi sueño de perpetuidad familiar difuminado, un domingo por la noche cuando el decidió irse persiguiendo su felicidad, mientras yo me quedé doliendo en todo el cuerpo, por lo que pudo ser y no fue. 
Pero el universo siempre nos trae una ventaja, aún  puedo convertirlo en algo parecido a limonada. Y ahí estoy haciendo limonada, manejando el torbellino de emociones, tratando de sanar heridas, las nuevas y las viejas que reflotaron en medio de las turbulencias. Sentirme mal, no es algo agradable pero es necesario, para sanar tiene que doler, dejar que todo salga, acomodar el caos, despejar los patrones repetidos, purgar. Estoy en mi lado oscuro, muriendo un poco pero solo para renacer, aceptar la realidad es un acto de profunda madurez, y por aquí esta doliendo jirones de piel, pero se está transformando en cascarita, y te aseguro que se va a caer. La nueva piel va a aparecer, así como este aislamiento social va a terminar y nos va a encontrar de nuevo transformados en algo, que dependerá de cada uno en si será bueno o malo o tal vez la nada misma, pero seguramente nos encuentre distintos. Si podemos sacar limonada, seguramente podemos tejer magia.